domingo, 31 de agosto de 2014

Los cybercomunicadores (I)

En Es verdad, era mentira nos dimos cuenta que hay determinados grupos de comunicadores cybernéticos que podrían fácilmente agruparse según su estilo de comunicación. Nosotros podríamos catalogarnos como varios de los que iremos presentando, o simplemente como "Persona que va a un Cyber, la tarifa es por hora, chequeó el correo y está vacío, en el Facebook tiene pocos amigos y en realidad tiene que hacer tiempo para el turno con el homeópata".

El primer grupo de cybercomunicadores: Los modernos standuperos.

El propietario del sitio narra situaciones diarias de su vida, en las cuales destaca, al modo que lo haría Jerry Seinfeld en uno de sus monólogos, las cosas cotidianas de la vida desde el punto de vista de la incógnita o mejor expresado, poniendo en evidencia que lo habitual no tiene porque ser así. Por ejemplo; "¿Notaron que siempre el agua de la ducha tarda unos segundos en salir y siempre sale en el momento que no lo esperamos?". Buscan empatía con el lector, buscan llegar al punto donde el visitante del sitio se sienta identificado y diga "Si, es verdad, a mi me paso". Son el "Gente que busca gente" de las narraciones. La idea de la distorsión de la historia es llevarla hacia el lugar común donde pueda aglomerar la mayor cantidad de lectores posibles los cuales sentirán un cálido sentido de pertenencia el cual los hará volver para descubrir nuevos puntos en común con tan idolatrado comunicador, un tipo como uno. 

¿No sienten al leer un parrafo asi que perdieron su tiempo? Hola... no tenemos ganas de leer tus quejas. ¿Cual es el sentido? ¿Aburrirnos? Porque si esa era la intención, felicitaciones, lo lograron.

(Cualquier parecido con la coincidencia, es pura realidad)

lunes, 18 de agosto de 2014

Quienes hacen el Blog: 5° y último integrante, Key

Key: El único integrante con sentido del humor. Incomprendido por sus compañeros (mas allá de la barrera del idioma que lo separa de Ilie) es sin embargo considerado por los demás como el más inteligente de los cinco. De mentalidad infantil, pasa sus tardes consumiendo Skittles y destruyendo joysticks de PlayStation. Creador de canciones, personajes y situaciones muy creativas, aunque el insiste en que son muy reales. Totalmente olvidadizo y fan de los zombies. Color favorito: Soda.

Aquí lo vemos en su temprana infancia realizando una de sus primeras bromas de mal gusto: "Espíritu intranquilo de niño asesinado que tironea por debajo de la mesa los pantalones de los invitados":



miércoles, 13 de agosto de 2014

Quienes hacen el Blog: 3° integrante, Illie

Illie: Pensador ruso, de la ciudad de Frioski. Ciudadano del mundo, llegó hace un tiempo a la Argentina escapando del régimen. Del régimen del Cormillot paraguayo. Hombre de formación dudosa, encuentra asilo en las huestes de este grupo de jóvenes argentinos quienes lo admiran y respetan. Borracho pendenciero y delirante. Es tan capaz de emanar sabiduría como de arrojar violentamente por la boca el contenido de su estómago. Es, por lejos, el mayor del grupo. Los otros chicos lo llaman "Ivanoff" por su origen soviético y en honor al mítico canilla libre de Flores. Una curiosidad: Sueña recurrentemente con bombardeos.


Aquí lo vemos en su temprana infancia, robando del monedero de su madre, con los lentes listos para una huida de incógnito.



martes, 12 de agosto de 2014

114 horas después

Siempre gusté de tomarme un tiempo antes de exteriorizar las cosas. Quizás sea una imitación que data de aquel período en que uno forma su personalidad y copia rasgos, costumbres y modos de los mayores, como buscando generar un Frankestein de personalidad acorde a nuestros gustos. Mi recuerdo es de mi tío Omar. Estamos en el patio de la casa de mi tía Angélica, en Valentín Alsina. Hay unos sifones en algún rincón junto a una maceta, una mesa con un mantel vinílico y da la sombra de un día soleado en el patio interno. Mi tío Omar, sentado con las piernas cruzadas del modo “femenino”, recibe una pregunta sobre fútbol. Y él, hincha fanático de Racing, se toma su tiempo para responder. Siendo gran observador desde chico, puedo destacar tres pasos muy claros y marcados en su proceder, a prestar atención: Primero cerraría los ojos. En segundo lugar se agacharía un poco al mismo tiempo que con una de sus manos se frotaría la cabeza, como buscando sacudir la idea. Y finalmente, volvería a su posición inicial y justo en el momento que su interlocutor estuviera a punto de repetir la pregunta, comenzaría la respuesta con esa voz grave que tenía. Las respuestas eran escuetas, pero asombrosamente sintéticas y acertadas: “Racing jugó muy mal”.

Claramente, ese último rasgo preferí copiarlo de algún otro adulto más peleado con el poder de síntesis.

Desde ese entonces, mi conducta de tomarme un tiempo siguió presente en las situaciones más dispares: dos semanas después de ver la película Sexto Sentido, recuerdo haber dicho en una cena con amigos: “Claro… Bruce Willis estaba muerto”. En otras ocasiones más tempranas, la conducta no era bien vista, sobre todo por los maestros y profesores escolares que recibían con pleno atraso cualquier tarea escolar encomendada.

Pero es así. Me cuesta emitir opiniones al momento, en caliente. No es que pueda hacerlo y al rato cambie de opinión. Es simplemente que no puedo. Me resulta imposible analizar una obra de teatro mientras bajo las escaleras del pullman. No puedo analizar los errores o aciertos tácticos caminando por Lidoro Quinteros después de un partido de River Plate.

Me tomo mi tiempo. Es por eso que puedo escribir estas líneas 114 horas después.

Es que hace 114 horas, recibí una noticia: “Encontraron al nieto de Estela”.

Y como mi tío Omar cerraba los ojos, pienso que yo también hago lo mismo. Hace un tiempo tomé una decisión muy contraria a mi voluntad de opinión sobre temas de la actualidad: Recibir la menor cantidad de datos posible de cualquier medio de información. En un principio se limitó a no mirar televisión. Después lo siguió la radio y por último, los medios escritos. Es cierto que ante eventualidades, visitas o reuniones de café, los temas llegan a mi conocimiento, pero no es ávida mi búsqueda de una información que es, en el mejor de los casos parcial, cuando no falsa.

A continuación, me agacho un poco y froto mi cabeza, sacudiendo las ideas. Cuando me agacho y me acerco a mí mismo, pienso que al momento en que mi interlocutor de turno me dio la noticia no necesité muchos más datos ni horas de filmaciones ni una avalancha de palabras para empezar a sentir algo reconfortante y calentito que brotaba en mí. Lo que siguió fue el sacudón de ideas, ese ejercicio que realizo habitualmente de observar las conductas ajenas a mi alrededor. Y sinceramente, volví a afirmar que todo es moda pasajera, que todo es distracción, que todo se pone convenientemente en duda y que vivimos rodeados de repetidores. Surge la teoría de la utilización de las apariciones para tapar “malos momentos”. Surge la teoría sobre la no confiabilidad del banco de datos y el engaño a la pobre señora a la que “le dan una alegría antes de morir”. Y me doy cuenta que, como dijera el filósofo de Villa Fiorito, la tienen adentro.

Como tercer paso de la metodología Tío Omar, volviendo a mi posición original, pienso en mis amigos, en mi familia, en mis hermanos del alma y en lo que cada uno vivió y vivimos, y eso me genera una sensación genuina, que no me la cuenta nadie. Me genera un calorcito interno agradable que no está contaminado con ninguna mentira orientadora de pensamientos. Creo que es el sentido de justicia. Y me doy cuenta que tanta, tanta gente que se muere de rabia ante estas noticias, en un rato, mañana o en unos días, volverá a sus triunfos individualistas, vacíos, efímeros, fríos, porque, nobleza obliga, hay que aceptar la predominancia de un mundo capitalista donde el fracaso de los otros es un triunfo tuyo. Pero no me importa. Mientras tanto, en segundo plano, aunque sea por un ratito, me comunicaré de modo inalámbrico con quienes están más cerca de mi corazón. Los imaginaré recibiendo la noticia  para compartir esta sensación de bienestar, esa recompensa parcial por un arduo trabajo bien realizado acompañada del “celebremos ahora, que mañana hay que seguir trabajando” tan cierto como digno.


Y finalmente, justo cuando mi interlocutor está por repetirme la noticia, puedo expresarme de una manera sintética y acertada. Una sonrisa se dibujó en mi boca y salió, desarticulada y solitaria, una de las palabras más lindas: Alegría.
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lunes, 11 de agosto de 2014

Quienes hacen el Blog: 2° integrante, Holden

Holden: Fernando según su DNI, es el soñador del grupo. Personaje melancólico adorador de la lluvia, basa sus relatos en ramificadas descripciones de sentimientos, ideas y pensamientos. Romántico, amoroso, sueña con ver un día nuevamente a Huracán campeón. Dicen que en sus años mozos jugaba mas o menos al futbol y vecinos cuentan que lo han oído tocar la guitarra, o quizás el piano. Pasa sus noches mirando películas europeas y realizando pinturas sin sentido, las cuales sueña que lo lleven a la fama post-mortem. Una característica: No entiende como funcionan las calculadoras.

Aquí lo vemos en su temprana infancia disfrutando de sus dos amores: Su madre y la comida.




domingo, 10 de agosto de 2014

Quienes hacen el Blog: 4° integrante, Pablo

Pablo: Socio capitalista del grupo. Es el único que trabaja. Durante el día presta sus servicios a un grupo multinacional y durante sus ratos libres financia grupos de escritura absurdos como este y otras agrupaciones revolucionarias, como “La Troska”, “Bulínowski” o “CAIN”. Fanático del Club Atlético River Plate y las pastas caseras. Firma las publicaciones y a cambio se queda solamente con el 95% de los ingresos del sitio. Cinco palabras que lo definen: Cartapacio, abejarruco, burdégano, bosquimano y cutre.

Aquí lo vemos en su temprana infancia, haciendo lobby en un evento social de los años ochenta:




Quienes hacen el Blog: 1° integrante, Rodia


Luego de una breve introducción y unos primeros posteos, hemos decidido pasar a la presentación de quienes hacemos Es verdad, era mentira. 

En primer lugar, Rodia.

Comunista de pura cepa, ser totalmente irascible aunque de gran corazón, al que se lo suele ver sacándose a tirones los pelos por las calles de Villa Crespo mientras recita partes de “El Capital” de Marx. Dueño de una literatura muy crítica, basa su discurso en la exposición de la ridiculez capitalista. Frontal y Directo. Jugador compulsivo, deja de lado su morral y sus ideales para tirar unos plenos en el flotante. Se lo conoce también como “Zurdo”, “Rojo” o “Bolche”. Frase favorita: “La resistencia será tan multinacional como sus capitales”

Aquí lo vemos en su temprana infancia, dándole la espalda a la TV como protesta ante los medios hegemónicos:



Viene llegando IV

Hace frío, por lo que vuelve a abrocharse el delantal. Nunca había notado que al final del otoño las hojas vuelan en círculo, arremolinadas y caen casi en el mismo lugar desde donde partieron. Tampoco había notado que los chicos de sexto se quedaban hasta más tarde. 

Mira hacia la esquina, pero no hay novedades. "Se atrasó en la concesionaria" piensa repitiendo esa palabra complicada que tanto escuchó estos últimos días. Hoy viene papá con el auto nuevo. Ya está llegando.

Es verdad, era mentira, también.