El chico que tiene hambre (por Rodia)

Un nene ingresa al vagón del subte B. Estira su mano para estrecharla con los primeros pasajeros. Nadie le responde. Quizás sea porque es chiquito y no lo ven. No quiero pensar que toda la gente del vagón lo está discriminando. A cada uno, lo saluden o no, le va dejando un almanaque con un papelito. En la segunda tanda de asientos, después de la puerta, tiene un poco mas de suerte. Un flaco le responde el saludo, le da la mano y el nene le da un beso. Sigue transitando el vagón el nene pero ese saludo es solo un oasis en el desierto. Ante cada pasajero estira la mano mecánicamente, lo que denota que alguien se lo enseñó, pero no obtiene más respuesta que el desprecio. Llega hasta mi lugar. No puedo evitar sonreirle y le doy la mano. Automáticamente, luego de darme la mano, me da un beso y me deja el almanaque y el papel. Dice algo asi como "Por favor si podría colaborar con una moneda para comprar leche y comida para mis hermanos" Se acomoda contra la separación de los vagones y espera, para iniciar la colecta. En esta pasada su suerte será dispar. Se llevará algunas monedas. Es cierto que la limosna es poca y por generosa que fuere no bastaría para solucionar su problema ni el de tantos chicos, pero quizás sea suficiente para comer. De todas formas, el chico tiene hambre. Tiene hambre de educación, de justicia, de igualdad, de oportunidades. Y también, tiene hambre de un abrazo.