Se sienta en un lugar que acaba de desocuparse. Mira nuevamente su reloj. Repiquetea con los pies sobre el frío suelo de cerámica y levanta la vista para mirar el monitor del hall. "Landed" dice sobre el vuelo LA928. Mira a la gente que va y viene cargando valijas. En un instante, el nene va a aparecer tras esas puertas y la lejana tiranía del trabajo europeo se transformará en un cálido abrazo de mate, asado y Huracán. Ya está llegando.
Es verdad, era mentira, también.
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