El lugar atestado de gente. Es una mañana, quizás sea un martes de otoño, o un viernes de primavera. Nervios. La familia, los amigos más cercanos y esa persona que eligió para crear un futuro. A través de la puerta del juzgado se ve una sombra. Se escucha un saludo y el picaporte de la puerta empieza a bajar. En unos instantes la puerta se abrirá y poco tiempo después, volará el arroz. Ya está llegando.
Es verdad, era mentira, también.
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